¿Cómo debería ser un tutor?

Una de las razones por las que más me interesa la educación es, precisamente, por la acción tutorial que tienen algunos profesores. Es lo que más me llama la atención de esta profesión, la capacidad que tienen los docentes de influir en los alumnos, es orientarles y en ayudarles a encontrarse como personas en el mundo y en la sociedad en la que viven. Si en algún momento llego a ser tutora, lo que quiero conseguir es exactamente lo contrario a lo que la mayor parte de mis tutores hicieron conmigo. Mi función principal tiene que ser de apoyo y ayuda en absolutamente todos los ámbitos de su vida. 

Mi experiencia con la tutoría en general ha sido muy mala. Solamente hubo dos tutores a lo largo de mi vida escolar hasta segundo de bachillerato con los que yo sentía la confianza suficiente como para acudir a ellos con cualquier problema que tuviera y en lo que pensaba que estaban capacitados a ayudarme. Por ejemplo, yo cursé el bachillerato de ciencias de la salud, pero desde cuarto de la ESO supe que quería dedicarme a las humanidades. Gracias a la experiencia personal de mi tutor de segundo de bachillerato tuve la valentía suficiente como para decidirme por hacer el grado que estudié, cambiándome por completo de campo de estudio. Tanto fue así que, en la visita que se hacía a las universidades me permitió y acompañó a ir a la facultad de Filosofía y Letras a informarme de los distintos grados. 

Por lo tanto, desde mi punto de vista una de las características principales que debe tener un tutor es la de la empatía. El tutor es un guía para los alumnos por lo que debería ser capaz de entender, comprender y casi vivir todo aquello que sus alumnos están viviendo y en lo que le piden consejo. Además, debería tener capacidad crítica, no sólo para transmitírsela y enseñar al alumnado cómo desarrollarla sino también para discernir entre aquellos conflictos que suponen verdaderamente un problema y aquellos que no. A su vez, un tutor debe estar disponible para sus tutorandos ya que, como se ha comentado en clase, si hay un momento concreto en el que tu respuesta no es la que están buscando o te niegas a ayudarles es muy probable que no vuelvan a acudir a ti, ni para ese tema ni para ningún otro. No estoy diciendo que haya que estar 24/7, pero sí que hay que entender que seguramente acudan en un momento crítico y si no les ayudas dicho momento pasará y no volverá a ser lo mismo. Por último, y una de las características más importantes desde mi punto de vista, un tutor debería tener la mente abierta. De hecho, debería tener la mente más abierta que los propios chavales e infinitamente más de lo que la tienen la mayoría de su generación. Los problemas de los adolescentes son mucho, y si te encuentras con cosas que quizá son desconocidas para ti, tu función como tutor es buscar información para poder obtener todos los datos necesarios para generar una opinión, no puedes comparar dicha cuestión a tu experiencia personal si esta no ha sido demasiado amplia. Esto es muy importante porque te va a permitir, como tutor, profesor y persona, no juzgar a ese alumno que ha confiado lo suficientemente en ti como para contarte aquella disyuntiva que se le pasa por la cabeza. 

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