La educación en 2030
En esta entrada, como se puede apreciar en el título, me gustaría dar un poco mi visión de cómo va a ser la educación en los años venideros. Lo cierto es que yo soy una persona un poco pesimista en cuanto a la sociedad se refiere y me temo que, en este caso, no me queda más opción que avisar de que mi opinión va un poco por esos derroteros.
Me parece que uno de los temas más importantes a tratar en lo que a la educación del futuro se refiere es el trato de las nuevas tecnologías. Cuando el otro día hablamos en clase de instaurar cámaras en las aulas para comprobar que los alumnos estuvieran atentos o cuáles son las partes de la lección que más les ha gustado, me parece que nos dejamos en el tintero una competencia básica para contestar este tipo de preguntas sin necesidad de acudir a la tecnología. Esta competencia es la comunicación. Para saber qué es lo que más les interesa a los alumnos no necesitamos una cámara, necesitamos la comunicación, algo tan fácil como preguntar.
Esto me lleva al segundo tema que me gustaría tratar al respecto de la educación. En los últimos años, y especialmente ahora con la pandemia, toda la sociedad está poniendo todas sus esperanzas sobre la ciencia y todo lo que tiene que ver con ellas. Esto me parece un problema. No porque se le den la importancia que tiene, que en este mundo tecnológico y globalizado es mucha, sino porque en ese camino de auge de las ciencias nos estamos olvidado de las letras. Las humanidades son la base de las civilizaciones, de las sociedades y, desde hace unos años, se están dejando de lado por completo. La importancia y la reputación de estas ramas está disminuyendo a pasos agigantados y los único que se va a conseguir con ellos es la pérdida de conocimiento, la pérdida de cultura y, con ellos, el ocaso de una sociedad como es la occidental. Esto debería cambiar y la educación debería formar parte de ese cambio. Aunque hemos estudiado que el sistema educativo, al ser un subsistema del sistema social, no puede cambiar la sociedad que los sustenta sí que puede participar en el avance de las humanidades a ocupar el lugar que merecen: el centro y la base de la sociedad en la que vivimos.
En conclusión, lo que yo venía aquí a escribir, es que la educación está en peligro. Según el mundo se mueve hacia unos caminos muy tecnológicos, llenos de tecnologías de la comunicación, la educación debería contribuir a acercar a los futuros ciudadanos del mundo todo aquello que les hace humanos dentro de una sociedad: el pensamiento, la cultura y la comunicación.
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